Juventudes afrodescendientes de América Latina y el Caribe afrontan mayores desigualdades
Un informe elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) revela que las juventudes afrodescendientes de la región enfrentan mayores desigualdades socioeconómicas e inequidades estructurales, basadas en sistemas de opresión como el racismo, el sexismo, el adultocentrismo, la heteronormatividad y el perfilamiento racial.
El documento Las juventudes afrodescendientes en América Latina y la matriz de la desigualdad social: Derechos, desigualdades y políticas ofrece un diagnóstico actualizado de la situación de las juventudes afrodescendientes en la región y evidencia la necesidad de impulsar políticas y programas que fortalezcan liderazgos de personas jóvenes y organizaciones juveniles afrodescendientes. Su rol debe ser protagónico en la construcción de propuestas y acciones vinculadas a su entorno y realidad, propone el informe presentado el miércoles 9 de marzo en un evento paralelo a la Quinta Reunión del Foro de los países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible celebrada en Costa Rica.
En la actividad participaron Epsy Campbell, Vicepresidenta de la República de Costa Rica, Harold Robinson, Director Regional de UNFPA para América Latina y el Caribe, y Simone Cecchini, Director del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población de la CEPAL. Participaron también Gilma Vieira de Brasil, David Gómez de México y Jembell Chifundo de Panamá, integrantes del Comité Asesor de Juventudes Afrodescendientes (CAJA), cuyos aportes fueron protagónicos para la presentación de la investigación regional.
Durante su intervención, la Vicepresidenta de Costa Rica afirmó que "la juventud afrodescendiente no podrá superar la dramática situación que vive sin el apoyo de todas las partes. Debemos comprometernos a que en 2030 todas y todos tendrán derecho a terminar la secundaria de forma obligatoria, gratuita y de calidad, solo así lograremos disminuir brechas”.
“Tenemos que obligarnos a llevar esta agenda hasta abrir todas las puertas que haya que abrir, a generar todos los recursos que haya que generar, a pasar de las palabras a los hechos”, añadió.
Harold Robinson de UNFPA, en tanto, precisó que el estudio refleja que los casi 38 millones de jóvenes afrodescendientes en la región continúan enfrentando grandes retos vinculados a la pobreza, la desigualdad, la exclusión y el racismo y la discriminación. Una realidad que repercute directamente en su educación, salud y oportunidades de empleo y que se vio agudizada por la pandemia de COVID-19.
“Los resultados del estudio presentan nuevamente la urgencia de tomar acciones que permitan salvaguardar y garantizar los derechos de las juventudes afrodescendientes”, expresó Robinson, quien se comprometió a seguir trabajando junto a la CEPAL en “hacer visible lo invisible” apoyando la generación de datos y evidencia suficiente que permitan lograr el reconocimiento y visibilidad estadística en los sistemas de información y generación de información para ser usada en programas y políticas sociales.
Simone Cecchini, por su parte, subrayó que la juventud no solo constituye la edad crítica en la reproducción o reversión intergeneracional de las desigualdades que afectan la inclusión y exclusión social de las sociedades latinoamericanas, sino que es el eslabón entre el presente y el futuro, la expresión de la solidaridad intergeneracional y la pervivencia de la cultura, la memoria y la identidad, elementos cruciales para las poblaciones afrodescendientes de nuestra región.
“Son las nuevas generaciones las que tendrán que enfrentar los desafíos que hoy la CEPAL plantea con mayor énfasis en la senda del cambio estructural con igualdad y sostenibilidad ambiental. También tendrán que enfrentar la construcción de democracias pluriétnicas, libres de racismo, en las que las juventudes afrodescendientes avancen en el igual disfrute de los derechos humanos, así como en el derecho a ser colectivos diferentes”, acotó.
Durante el encuentro se dio a conocer una Declaración del Comité Asesor de Juventudes Afrodescendientes de América Latina y el Caribe, donde se subraya que “hoy más que ayer se requiere incluir las voces de las juventudes afrodescendientes en todos los procesos del desarrollo sostenible, debido a que hemos sido las más afectadas en la crisis sanitaria provocada por el COVID-19. Resulta imperativo el resurgimiento y la recuperación de nuestra comunidad, a través de la configuración de espacios que permitan que seamos escuchados y escuchadas”.
“Agradecemos al UNFPA y CEPAL por crear un espacio de participación juvenil afrodescendiente para la generación de información que evidencie nuestras realidades de desigualdad provocadas por el racismo, la corrupción y la exclusión estructural y que nos ayuden en la lucha por la articulación de las políticas públicas positivas, viables y sostenibles que se requieren formular en nuestra región para gozar plenamente de nuestros derechos humanos”, agrega.
Según la investigación, actualmente en América Latina existen 134 millones de personas que se autoidentifican a partir de categorías relacionadas con la afrodescendencia o el color de la piel, lo que representa el 20,9% de la población total de esta región. Con respecto al total de la población joven afrodescendiente de 14 países con información censal de la década del 2010, se observa que esta superaba los 30 millones de personas de 15 a 29 años, representando un 28% sobre el total de la población afrodescendiente. Las estimaciones sugieren que habría unos 37,5 millones en el 2020. Sin embargo, se enfatiza en la importancia y necesidad de disponer de información no solo censal sino también sobre las tendencias de las variables demográficas (fecundidad, mortalidad y migración).
El informe aborda temas como educación, trabajo, acceso a salud sexual y reproductiva, discapacidad, violencias, vivienda y acceso a servicios de infraestructura y muestran que se viven situaciones de muchas vulnerabilidades cuando se comparan a las juventudes no afrodescendientes.